martes, 15 de diciembre de 2020

EXPERIENCIAS DE NUESTRA ESCUELA EN PANDEMIA

Un año difícil e inesperado. Un año que nos planteó el desafío de inventar una nueva escuela con los recursos que teníamos a mano, pensando colectivamente, intercambiando experiencias, inventando nuevas formas de comunicarnos y de enseñar con la certeza de que la prioridad era mantener el vínculo con los chicos y las chicas. Y así fue que pasaron muchas cosas increíbles que tenemos ganas de compartir porque el trabajo y el aprendizaje fue mucho.  

En 6to y 7mo grado del turno mañana los días viernes continuamos haciendo el taller con los chicos y chicas que en la escuela llamamos hace años el Taller de las Emociones, un espacio de expresión coordinado por su maestra.

Tuvimos que repensarlo ya que una parte era vivencial, con mucho movimiento, afectividad, integración, imaginación, acuerdo entre pares y pequeños grupos... 

Empezamos compartiendo qué hacíamos en nuestras casas en el período de aislamiento, contando acerca las nuevas rutinas que cada casa fue elaborando. Luego compartimos películas, juegos, música. Y después, ya más familiarizados con los encuentros virtuales, empezamos a animarnos a mover un poco el cuerpo con música. Y hasta desayunamos juntos/as cada uno/a desde sus casas y mostrando en pantalla su preparación. Fue un espacio para expresarnos, conocernos un poco más y sentirnos cerca a pesar de la distancia.

 

En los 5tos grados de ambos turnos decidimos trabajar con una secuencia de Astronomía centrada en la mirada del cielo desde La Tierra, en donde el punto de vista del observador (quién mira) es de donde nace la construcción de conocimiento sobre los objetos celestes y sobre el sistema solar en su conjunto. 

La primera actividad que hicimos fue una invitación a contar relatos sobre alguna experiencia que hayan tenido mirando el cielo. Punto de vista del observador y quién recuerda (recordador de experiencias): niñx. 

La actividad no daba ninguna información relacionada al contenido que íbamos a enseñar más adelante, ya que pretendía recuperar qué relación tenía cada unx con el cielo o la idea de cielo. Se habló sobre globos terráqueos llamados “Globos de deseo” que se lanzan en diciembre en Venezuela, sobre estrellas que le recuerdan a una abuela que ya no está, un cuento de la infancia de una estrellita que se caía y que los animales de la selva querían devolver al cielo, sobre estrellas fugaces que vieron en Santiago del Estero. Hay muchas cosas que sí pasaron, pero si hay algo que no sucedió en esta pandemia en 5°, fue que entregaran las tareas tan rápidamente y casi todxs en simultáneo. Al día siguiente de enviar la propuesta por Edmodo, comenzaron a llegar audios de todos los celulares de las mamás. Cuando le daba play, eran las voces de lxs chicxs y sus historias. 

Tal vez enviar un audio es algo bastante fácil de hacer, tal vez las “miradas/recuerdos del cielo” empujaron por un rato las cuatro paredes que nos contuvieron todos estos meses de encierro.

Durante la segunda parte del año, en Primer Ciclo, pudimos disfrutar del tiempo compartido nuevamente. 

La búsqueda por comunicarnos se sostuvo durante toda la cuarentena y los logros fueron paulatinos. Las primeras semanas los mensajes de wathsapp y los e-mail, permitieron que lxs niños, sus familias y lxs maestrxs nos mantuviéramos en contacto.

Luego, los encuentros sincrónicos nos permitieron reencontrarnos al interior de cada grado, pero recién cuando pudimos volver a entablar nuestra actividad ciclada, comenzamos a instalar una forma de trabajo más parecida a la presencialidad de nuestro patio de la Jijena.

Este tiempo compartido nos permitió experiencias hermosas. 



Algunas de ellas fueron: una larga investigación acerca de un pasado lejano…. el Antiguo Egipto, juntxs, conocimos la tarea de lxs antropologxs, usamos mapas, analizamos noticias y leímos textos, imágenes, videos y cuentos. También hicimos un folleto explicativo para poder contarle a las familias, amigxs y compañerxs acerca de nuestras investigaciones. 



También festejamos el cumpleaños de nuestra escuela, supimos cómo era el barrio hace cien años, observamos imágenes que nos contaron de sus cambios y permanencias. 


Compartimos jornadas de ESI, bailamos, jugamos, dibujamos y ¡Hasta realizamos una entrevista a Laura una integrante de Canticuénticos! Laura nos contó un montón de cosas acerca de su trabajo con una calidez enorme y respondió un montón de preguntas que habíamos pensado para hacerle.  


Un año tan extraño nos propuso tiempos y formas diferentes, rutinas nuevas organizadas artesanalmente por maestrxs, niñxs y sus familias; con el ensayo y error que implica lo inédito. 


Este momento de mirar para atrás, de hacer memoria del tiempo transcurrido, nos trajo el asombro de la construcción enorme del hacer compartido.

 

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